¿Por qué enfrascarnos en ofrecer unos consejos para rezar con fe?, ¿No debería ser ello espontaneo, natural?, ¡Claro que sí!, más este mundo tiene tanta velocidad en busca de la ¿Felicidad?, ¿Autonomía?, ¿Tranquilidad?, no sabemos bien, que parece que muchas personas pierden esa conexión con lo que saben existe y que van relegando tan sólo por subsistir en el ahora para –según ellos-, hacerse un futuro.
Poco a poco se va perdiendo en algunos ese brillo de esperanza, humildad, caridad, conexión trascendental con lo etéreo y que es tan real como el corazón lo dicta. Afortunadamente, siguen existiendo personas que escuchan o brindan muchos consejos para rezar con fe y que las personas, desde lo más profundo de su corazón puedan –por ejemplo-:
- Realizar una oración por las personas que sufren en las guerras, emigrares forzados, cautiverio sin razón.
- Los que rezan por la salud, no sólo la propia o la de los suyos, sino –incluso- por los desconocidos o aquellos que en redes sociales realizan llamados a orar.
- Quienes piden, componen, acompañan o recitan la oración para el negocio que recién abre y se espera que además de vender, sea de ayuda para sus empleados y quienes interconecten con él.
- Aquellos que acompañan su meditación con rezos, sean aprendidos de familia, los que poseen licencia eclesiástica o van haciendo su oración en base a su sentir, creando conexión con lo divino.
Contenido
Consejos para rezar con fe
Abandone de sí, la anarquía natural humana. Esa que convierte cada rezo en un esquema unipersonal de cómo quiere que su oración sea cumplida al pie de la letra. Aunque eso usted desee, no es un deseo mágico, sino un rezo para que todo se encamine de manera positiva.
En todos los consejos para rezar con fe dados por las diversas religiones y en las tradiciones culturales de los pueblos y familias hay un factor coincidente que le hace infaltable e infalible: Rece con amor y prepárese para los parabienes.
El “yo primero, yo segundo y yo tercero”, jamás aplica en una oración. Se reza por todos, por bienestar, por perdón, incluso por olvido o alejamiento pero que éste no incurra en pecados, sino en reinicio y que no queden rasgos de resentimiento, sólo los extractos positivos y la energía para proseguir.
Conserve la misma buena voluntad al rezar en la mañana, como en la tarde y la noche.
Si es posible, no cuchichee. Haga de una oración una verdadera y humilde, respetuosa pero muy empática conversación con el ser sagrado al que consagra dicho rezo.
Un detalle que debemos corroborar en éstos consejos para rezar con fe, es que nunca es el mejor momento esperar a que ocurran desventuras o se enfrentes momentos importantes álgidos o trascendentes (estudios, nuevo empleo, un partido a disputar), para reza. El mejor momento es siempre.
Así como usted pide, por los demás, haga. El pago de la existencia es hacer el bien sin mirar a quien ni esperar recompensa mayor que la satisfacción de haber hecho lo correcto. Verá que al hacer rezos, su espíritu, ímpetu y cuerpo se hinchan e inspiran a proseguir, desencadenando una racha de cosas buenas.
Toda persona religiosa siempre le dirá en sus consejos para rezar con fe, que si bien las cosas no se den tal cual pidió, siempre somos parte de un plan divino de Dios, que se ejecuta en el cielo como en la tierra. Y si no fue lo esperado, abandonar a la fe es dañar el futuro desde el presente.
Rezar es solicitar y blindarse. Verá que lo que recibirá, el tiempo siempre le explicará por qué fue así. Rece, tanto al caer como al levantarse y en el buen andar.